Siempre he pensado que si a un niño le das las bases sólidas para su desarrollo, fortalecerás su autoestima y mediante los estímulos correctos, lograremos una sociedad  en armonía;  es por ello que elegí dedicarme a trabajar con los cimientos de esta,  más que nada porque trabajar con los niños es como descubrir todo los días (a pesar de la experiencia) un mundo nuevo y fascinante porque de ellos se aprende muchísimo y se crean vínculos muy importantes.

Me encanta aportar en menor o mayor medida algo que los haga sonreír, ya que una de mis mayores ambiciones es ver niños realmente felices mediante la transformación  de lo que son, y de lo que son capaces de hacer, pues siempre es asombroso ver la metamorfosis de los capullos en hermosas mariposas.